22 de octubre de 2008

DOMADORA DE TEMPESTADES

LA MINISTRA DE SALUD, GRACIELA OCAÑA, SE MANTIENE A FLOTE PESE A TODO

Es una surfista en la tor­menta", dijo un funcio­nario de este Gobierno, sumido en la interna que protagonizan Graciela Ocaña y Héctor Capaccioli, el presi­dente de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS).

La ha­bilidad cuasi profesional de mantenerse a flote refiere, ob­viamente, a la ministra de Sa­lud, aunque no le alcance para escaparle a esa especie de calva­rio en que se convirtió su rela­ción con Capaccioli, a esta altu­ra personalizado por muchos como "el Moreno de Ocaña".

Pe­ro también es necesario leer los gestos de la Presidenta cuando designa al nuevo gerente gene­ral de la SSS, Diego García de García Vilas, que responde a la ministra, al tiempo que recon­firma al propio Capaccioli co­mo número uno del organismo. Su renuncia fue rechazada cada vez que la presentó, contra los rumores de partida de Ocaña, que flotaron como pólvora en el aire.

Para ella, la semana será corta pero agitada: los principa­les organismos nacionales del área iniciarán medidas de fuer­za, con paros por 48 horas en respuesta a lo que definen co­mo un sistema de salud colap­sado.

El ministerio maneja un pre­supuesto deslucido, pero no es menos cierto que desde que asumió, el 10 de diciembre últi­mo, su titular nunca logró des­pegar de las internas; algunas reales y otras tantas contra fan­tasmas que cree ver.

La presen­cia de algunos equipos hereda­dos de su antecesor, Ginés Gon­zález García, la sumió durante algún tiempo en asperezas que podrían haber sido evitables, y lo que algunos consideran co­mo una profunda desconfianza por los que la rodean suele en­tramparla en los vericuetos de la gestión.

Más allá de los respaldos presidenciales, no pocos se pre­guntan por el futuro de Ocaña. Una alta fuente del Gobierno respondió enigmático que "hay que esperar al 10 de diciembre", fecha en que podrían producir­se algunos cambios en el gabi­nete.

Desde que reemplazó a Alberto Fernández, la mirada de Sergio Massa suele recaer en el funcionamiento del ministe­rio y, sobre todo, en los movi­mientos de su titular.

Otros creen que a Graciela Ocaña la sostiene no sin difi­cultad Néstor Kirchner, quien durante su gestión supo exhi­birla como una especie de tro­feo. Una joya arrancada del co­razón del ARI. No fueron ca­suales los dichos, recientes de Elisa Carrió cuando sugirió que la funcionaria "tendría un lugar" en un eventual gobierno suyo, si accediera a la Presiden­cia en 2011.

A Carrió le llegó el eco de los desvelos que padece su ex compañera de luchas, asfi­xiada por las internas, las acu­saciones de Capaccioli por el nombramiento de Sebastián Forza, una de las tres víctimas de la masacre de General Ro­dríguez, como presidente del comité de acreedores del Hos­pital Francés.

Si en algún momento se eva­luó una deserción de Ocaña, fue el propio Kirchner quien se en­cargó de desechar la idea. Fuen­tes cercanas al matrimonio confiaron que el Presidente no está dispuesto a aceptar la idea de que funcionarios de primera línea peguen el portazo, para dejar flotando la sensación de un Gobierno sospechado de co­rrupción. Mucho menos cuan­do ese funcionario presenta un halo de integridad que ya dio sus frutos en el PAMI.

De todos modos, a nadie le es ajena la re­lación fluida que Kirchner mantiene con el superintenden­te de Salud, y a 1a hora de acomodar las fichas en el tablero, esa reciprocidad pesa.

Hoy, la pregunta del millón es cómo piensa resolver la mi­nistra la crisis de los organis­mos de salud dependientes de Nación y que esta semana atra­vesarán la séptima medida de fuerza en reclamo de un au­mento salarial, desprecariza­ción laboral, cumplimiento con la paritaria sectorial, jubilación del 82 % móvil y efectivización de la carrera sanitaria, un pedi­do del sector, con años de in­movilidad.

Los médicos y profesionales de la salud del Hospital Posa­das, nucleados en la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (Cicop-CTA) junto con los profesionales del Instituto Malbrán y los institutos nacio­nales iniciarán este miércoles un paro de 48 horas. El vicepre­sidente de la Asociación, Luis Lichtenstein, explicó a este dia­rio la urgencia de tomar "medi­das de acción. En el Hospital Posadas tenemos una guardia sobrecargada, 6 profesionales que deben ser pasa­dos a planta permanente. Se es­tá atendiendo una demanda de tres millones de personas, y los problemas se acrecientan por el deterioro".

Lichtenstein lamentó el exi­lio de profesionales de los hos­pitales del Estado a la actividad privada. "En definitiva, el Esta­do termina formando personal para las instituciones privadas. A esto hay que sumarle la ine­xistencia de una red sanitaria de coordinación de sectores:'

Aun los afines a la gestión Ocaña no encuentran explica­ción lógica al hecho de que el ministerio no pueda apagar los frentes de incendio, cuando presenta capacidad suficiente para sostener una veintena de programas sanitarios y el ambi­cioso Plan Nacional Argentina Saludable, de prevención de en­fermedades crónicas no trans­misibles. Ese desdoblamiento desencaja a propios y extraños.

Flavio Vergara, delegado de ATE del Instituto Malbrán, sos­tuvo que "hace años peleamos por la carrera profesional de sa­lud, creada en 1991, pero nunca avanzamos. Pareciera que la ministra está ocupada confron­tando con otros. No nos atien­de".

Vergara no encontró mayo­res explicaciones a la situación, "sobre todo porque Ocaña está de acuerdo con la carrera sani­taria y los escalafones para pro­fesionales. Ya lo hizo en PAMI, pero no avanza en esta discu­sión ni en la de los contratados que esperan pase a planta".

El escándalo estalló en me­dio del triple crimen de General Rodríguez, cuando quedó al descubierto que apenas unos 11 inspectores del Instituto Nacio­nal de Medicamentos, el orga­nismo encargado del control de los fármacos, se encargan de fiscalizar los laboratorios de to­do el país. Pese a que es un área de alta responsabilidad, el per­sonal permanece contratado.

En la misma situación se en­cuentran la directora del Cen­tro de Control Biológico del Malbrán, el jefe de Servicio de Control de Vacunas Microbia­nas y Virales, la directora del Instituto de Enfermedades Res­piratorias, el responsable del área de control de enfermeda­des de transmisión sexual y el de Antibiograma,

"Para atender con dignidad, debemos trabajar con digni­dad", concluyó una vocera del Iname. Graciela Ocaña no hace oídos sordos a lo reclamado. Son objetivos férreos diseñar programas similares a los que propone el Banco Mundial, me­jorar las estadísticas sanitarias y modernizar la salud.

Sólo le pi­den que no maneje las políticas públicas tapando el sol con las manos.

Por Roxana Sandá

Publicado por Miradas al Sur| 12-10-2008